31 de diciembre y seguimos sin módulos para quienes necesitan evacuarse.
31 de diciembre y no hay materiales para que podamos construir nuestros propios refugios.
31 de diciembre y la inoperancia y desidia llega a los techos de nuestras casas.
31 de diciembre y ningún organismo público nos atiende por haber asueto.
31 de diciembre y los boliches funcionarán y nos reflejarán en la cara que cuando hay intereses económicos y lucro se invierte en obras publicas.
31 de diciembre y la emergencia puede esperar al año nuevo.
Este 31 de diciembre nos encuentra con impotencia y dolor, con familias durmiendo en el agua por falta de materiales, con notas sin ser recibidas por haber asueto (aún estando en emergencia), con la falta de respuestas del Estado. Pero también nos encuentra unidos, fuertes y seguros de que estas tierras son nuestras. No permitiremos que nadie nos canse para hacer sus propios negocios.
¡Hoy más que nunca gritamos LA TIERRA NO SE VENDE, SE DEFIENDE!